Habiendo jugado más que nada al fútbol americano, he vivido en carne propia la discriminación queer que existe en los vestidores y en la cancha. Aunque no sea directa: los comentarios y juicios indirectos hacia las personas queer que escuché a lo largo de los años me fueron alejando de un deporte que yo disfrutaba.
Lo que me llevó al Crescent City Rougaroux fue el deseo de volver al deporte, esta vez en un entorno de personas como yo. Jugar en un equipo abierto a todos me ayudó a cambiar mi percepción sobre los deportes competitivos y a ser queer y competir sin que una cosa me quite la otra. ¡Para mí, el orgullo es más que nada unidad!
Lary
Crescent City Rougaroux, Nueva Orleans, Estados Unidos