Como el alivio que siente un beduino que encuentra un oasis en medio del desierto así me sentí yo cuando llegué a Titanes. Pensé “ya has llegado, ¡por fin!”. Hablando con compañeras y compañeros del equipo me he dado cuenta que no hace falta tener una historia dramática para haber sufrido, y que todas y todos hemos tenido una serie de experiencias, cada una vivida a su manera, pero de las que se pueden identificar patrones comunes, como la falta de referentes, sentimiento de soledad o la desolación por sentirse un bicho raro. Titanes para mi significa hogar, llegué solo y asustado sin saber qué iba a encontrar y acabé dando con lo que hoy considero mi familia escogida. Gracias al ejemplo de mis compañeras y compañeros del equipo normalicé lo que para mí era extraño y encontré en ellos la valentía y el orgullo para salir del armario con mi familia.
Jaime Olivares,
Titanes, Madrid, España