Nadar imaginando que en cada brazada se forma una especie de conjuro, que cada vez que mi brazo se sumerge en el agua, nuestras identidades se vuelven visibles acá, allá, en todos lados... Que cada patada y cada bocanada de aire, sea un llamado al “acá estamos, existimos”. Ser parte de Uruguay Celeste es una caricia a mis cicatrices externas e internas, ¡es potencia!
Mikel
Uruguay Celeste, Montevideo, Uruguay